A todo se acostumbra una, pero la verdad es que a mí acostumbrarme a esto de
ser del montón me ha costado mucho.
Porque
yo, de pequeña, es que
estaba totalmente convencida de que algún día
iba a llegar a ser alguien. Alguien importante, quiero decir. No uno de esos alguienes que una se cruza todos los días por la calle y no sabes ni como se llaman, sino
alguien con nombre y apellidos, de esos que la gente cuando lo ve , dice:
-¡Jó como me gustaría ser como el/ella!¡Anda que de visionaria yo desde luego no me hubiera ganado la vida!
El caso es que
yo me miraba en el espejo y
me decía - cris, tu algún día serás alguien...Y lo malo del caso es que estaba convencida, oye.Y tú no sabes cuando a mí se mete una idea en al cabeza lo que me cuesta luego quitármela de encima.
La cosa, en aquellos momentos, básicamente oscilaba entre ganar el
Pulitzer, ser la
Pavlova o, en su defecto la madre
Teresa de Calcuta.
Lo de ser la
Pavlova lo tuve que descartar pronto, y esoa que tenía posibilidades, es decir, bailaba ballet y tenía un tutú, pero es que además de que no ser rusa- todo el mundo sabía para ser bailarina tenías que ser rusa- mi profesora de ballet tuvo la feliz idea de quedarse embarazada.
Y como bailar ballet con un tutú y un embarazo de siete meses no estaba bien visto en aquel entonces, acabó dejando de dar la clases y yo colgué mis zapatillas. Y con ello el mundo se perdió la mejor bailarina de ballet todos los siglos.
La segunda tentativa fue ser la madre
Teresa de Calcuta, pero reconozco que para eso, ya de entrada, había muchos inconvenientes.
Lo primero que a mí lo de
evangelizar negritos me daba como grima, porque ya en aquella época pensaba yo que allá cada cual con sus creencias, y que a mí las monjas que no me liaran.
Luego estaba lo de
la huchita famosa, que a mí me tenían traumatizada cada vez que me daban la hucha para
"pedir para los negritos"- que por cierto era una incoherencia total porque la hucha que te daban igual era un negrito que un chinito que un blanquito, y a ver con que cara ibas tú con el chino en la mano y pidiendo "para los negritos"- ahora que lo del indio era lo peor, que yo veía aquella
cabeza del indio con las plumas y me moría directamente de vergüenza, que ni pedía por la calle ni nada..
Así que yo lo que hacía era un recorrido familiar y lo que buenamente metían, eso es lo que había ¿que sólo se podía evangelizar un negrito? ahhhh, se siente...
Claro que, luego, cuando se contaba el dinero en clase, mi hucha era algo así como
la homeless de las huchas y las monjan me pegaban unas miradas de
" por tu culpa siete negritos van a a ir directos al infierno" que todavía tengo pesadillas.
Y, además, la única forma de ser
"misionera-madre Teresa de Calcuta" era metiéndote monja y eso me daba aún más grima que lo de la hucha y la evangelización, que a mí me gustaban más
los chicos y los tacones que a un tonto un caramelo.
Más tarde intenté lo del
Pulitzer pero, pese a mis esfuerzos, a lo máximo que a lo que conseguí llegar fue a ser finalista en un concurso de redaccion de
Coca cola, que el primer premio me lo robó Mari Carmen C, que
escribía peor que yo y tenía menos imaginacion que los anuncios de detergente para lavadoras, pero era una enchufada de las monjas que se pasaba el día en su despacho y había escrito una redacción sobre
"Santa Teresita de Jesus amiga de los niños"Pese a eso no me desanimé y seguí perfeccionando la idea de
llegar a ser Alguien.
¡El periodismo! eso era, ahí estaba mi futuro, ya verían, ya, lo que es un cordobés navegar... no iba a ser nadie yo como periodista, ni la
Fallaci, ni el
Woodward, ni nadie...
Yo la única, The Best...
Sólo hubo
un pequeño fallo en el plan: yo
no era periodista, es más, de hecho para serlo había que estudiar periodismo y, como es obvio,
no estudié periodismo.Así que, siendo realista, como la
condición sine quanon para llegar a ser
Alguien era
destacar en algo, me puse a analizar mis habilidades... Veamos, que no cunda el pánico, seguro que tengo algo para ser Alguien, pensemos... ¿a ver
en que soy realmente buena yo?......en esto no...en esto no...en esto tampoco...en esto tampoco...Joé...esto se pone mal...
Y es que, hay que jorobarse,
medianilla una es
en casi todo, que como dicen por aquí yo soy
"una mujer para un pobre", que igual te arreglo un enchufe que te hago la declaración de la renta, doy el pego que no veas, que a mi me pones a hacer algo y enseguida aprendo lo suficiente como para que parezca que estoy enterada.
Pero buena, lo que se dice buena de verdad,
buena como
para llegar a ser Alguien...en nada oye, que parece que no, pero es una frustración del carajo, con lo que me hubiera gustado a mí destacar en algo, que yo veo que alguien tiene una habilidad y me entra envidia pero de la insana.
No creais, no, que yo soy muy cabezota y seguía con la misma idea hasta hace poco.
Ahora me he hecho seguidora de
Séneca-
"Es de gran ánimo despreciar las cosas grandes y preferir lo mediano a lo excesivo" - y de
los clásicos, que afirmaban que lo mejor es la
"aurea mediócritas"- la dorada mediocridad, el valor de lo que está en el medio, osea yo.
Y es que
frustrada, lo que se dice frustrada, por no haber llegado a ser Alguien
sigo igual de frustrada, pero oye, con esto del latín y los clásicos, le dá una pátina de cultura al asunto que, no sé, como que ya no me parece lo mismo.
pd/ de todas formas si a Alguien le sobran cinco minutillos de fama que me los pase sin problemas, plis.